martes, agosto 3
El moro
Aquél mediodía se topó en una esquina cualquiera con un par de ojos moros muy profundos.
La gente que más la conoce sabe que son su debilidad y sino pregúntenle a su madre que (algo justificada) hace años que teme para ella un destino similar al de la protagonista de “No me iré sin mi hija” (sin frivolidades, eh?)
Pero esos ojos que no vio venir sólo le recordaron otros.
Si hay una mirada digna de “Las mil y una noches” es aquella que se dejó para irse ligera de peso.
La de su “moro”. Ése que ni siquiera se da cuenta de cómo mira.
Echa de menos mirarse en eso ojos oscuros
La gente que más la conoce sabe que son su debilidad y sino pregúntenle a su madre que (algo justificada) hace años que teme para ella un destino similar al de la protagonista de “No me iré sin mi hija” (sin frivolidades, eh?)
Pero esos ojos que no vio venir sólo le recordaron otros.
Si hay una mirada digna de “Las mil y una noches” es aquella que se dejó para irse ligera de peso.
La de su “moro”. Ése que ni siquiera se da cuenta de cómo mira.
Echa de menos mirarse en eso ojos oscuros